Testimonio de Berta Brusilovsky- Filer

Antes de presentar el testimonio, quiero destacar el importante aporte de Berta a nuestro espacio, ya que su punto de vista y su "situacionalidad" son singulares. Se trata de una mujer que frente a las diversas salidas laborales como arquitecta que se le ofrecen, en un momento de su vida opta por 'habitar solidariamente el mundo'. En su libro Crónicas de viajes en clave de solidaridad (2007), del que citamos algunos pasajes a continuación, Berta deja constancia de sus intensas experiencias.

Datos biográficos

Berta Brusilovsky Filer, arquitecta, nacida en la República Argentina, desarrolló su labor profesional como arquitecta en España (1971 a 1999), donde reside desde el año 1967. Tiene título de arquitecta por la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires y de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Escuela Politécnica de Madrid. Es Técnico Urbanista por el Instituto de Estudios de Administración Local (hoy INAP).

Desde el año 1998 hasta finales del año 2004, fue Voluntaria del Programa de Voluntarios de Naciones Unidas. Trabajó en proyectos en Honduras (en el proyecto de la cooperación sueca, ASDI), en Costa Rica (Proyecto Triángulo de Solidaridad) y finalmente en Ecuador. En este último país, coordinó el Proyecto Ciudades Solidarias, Apoyo al Voluntariado en las Ciudades en Esmeraldas y fue Asesora Principal de la sede del proyecto internacional Ciudades Solidarias, Apoyo al Voluntariado en las Ciudades para Ecuador, Yemen y Jamaica.

También colaboró con proyectos de Voluntarios en Guatemala y desarrolló propuestas para la frontera Nicaragua - Costa Rica. Tuvo la oportunidad de estar presente en varios eventos celebrados en Chile, Bolivia, Guatemala y Panamá. Trabajó con Arquitectos Sin Fronteras – España - en sus proyectos de República Dominicana.

Desde 2005, es miembro fundador de la ONGD Acción para el Desarrollo y la Igualdad, organización desde la cual trabaja en proyectos de desarrollo para Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras, R. Argentina, R. Dominicana.



Texto del libro: Crónicas de viajes en clave de solidaridad (2007). Madrid: Nuevos escritores.( p. 18-32, 159-162 ).

PARA COMPRENDER

Este extracto con el que comienzo, pertenece al informe “Pagar el precio” que presentó Oxfam Internacional[1] (Intermón Oxfam en España) y denuncia la falta de cumplimiento por parte de los países más ricos de los compromisos adquiridos en el año 2000, en el que 189 países se comprometieron en la Asamblea de las Naciones Unidas a reducir a la mitad, en el 2015, el número de personas que viven en la extrema pobreza (menos de 1 dólar al día). Para ello, los países adoptaron un paquete de medidas conocidas como Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo primer objetivo (conseguir el acceso universal para las niñas a la educación primaria y secundaria en 2005) está aún muy lejos de ser alcanzado, por ejemplo en América pero en especial, en África.

“A tan sólo tres semanas para el inicio de la cuenta atrás, todo apunta a que se han desperdiciado cinco años imprescindibles para conseguir reducir la pobreza en el mundo. Si los países más ricos no cambian la tendencia actual y se comprometen urgentemente a incrementar la ayuda al desarrollo, cancelar la deuda externa de los países más pobres y a implantar reglas comerciales más justas, las consecuencias para los países menos avanzados serán devastadoras”, dijeron los responsables de la campaña de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Intermón Oxfam

He elegido esta declaración como comienzo, ya que los acontecimientos, experiencias, imágenes y sueños que se describen a lo largo de esta páginas tienen como telón de fondo las desigualdades de este mundo, las fortalezas para hacerlo mejor y las pequeñeces que siendo minúsculos acontecimientos permiten, que poco a poco pero sin interrupción, personas como yo y cualquiera de vosotros, lectores, se vayan apropiando de un mundo que parece que solo pertenece a los grandes y dominadores, políticos y jefes, héroes y vanidosos del poder. O para decirlo de otro modo, a las culturas dominantes y sus representantes – ya sean personas, grupos u organizaciones – que desde el manejo histórico del inconsciente colectivo parecen controlar sus beneficios políticos, económicos y sobre todo, personales.

Cuando decidí escribir un texto “guía” para que otras compañeras y compañeros siguieran un camino algo mas fácil del que a mí me toco recorrer, pensé que lo mejor era hacerlo fríamente, con datos estadísticos y un conjunto de metodologías apropiadas para asumir tareas de cooperación. Pero luego reflexioné acerca de lo bien que me hubiera venido en mis comienzos e incluso a lo largo de los seis años dedicados a estas tareas, si alguien me hubiera contado sus experiencias para avanzar, con mayor seguridad ante todo tipo de acontecimientos, que a mi me fueron sucediendo.

Es muy probable que ninguna experiencia ajena se pueda comparar con la propia. Sin embargo, creo que podría serle útil a muchos el poder recorrer, aunque sea con una rápida mirada, crónicas de viajes y aventuras ajenas, sabiendo que las propias, también pueden entrar en ese capítulo de la historia “sin importancia” de quienes quieren colaborar para hacer del nuestro, un mundo mejor. Por supuesto, una ambición altruista y demasiado grande para mujeres y hombres solos en tiempos como los que corren. Pero sin estas ambiciones ¿seria posible que tantas personas formen parte de estos ejércitos de solidarios sin más mochila que su voluntad y sus fuerzas personales?

Cuento por eso mis experiencias y aquellos acontecimientos que las indujeron. Pero también es importante lo que hay detrás de la realidad, aquello intangible, que como los sueños que tuve en épocas de mucha actividad afectiva, fueron apareciendo inducidos por algunas de esas experiencias. Tal vez las más fuertes y que por eso, dejaron su sello en imágenes, casi reales en mi subconsciente, fueron luego, convertidos en relatos. Esos sueños ¿mecanismos de defensa? que pertenecen no solo al subconsciente personal sino al inconsciente colectivo, que se forjan sobre los papeles - personajes que existen fuera del tiempo – que son parte de nosotros mismos, que creemos que queremos, o debemos protagonizar, no siempre por nosotros, sino por exigencias de “los otros”: hermanos, padres, maestros, jefes o cualquier figura que haya cumplido funciones determinantes y dominantes, en la vida de cada uno.


ACCIONES Y REACCIONES SOLIDARIAS

Como en un documental, he querido dejar las imágenes, que a lo largo y ancho de paisajes naturales, pero especialmente, humanos, se acumularon con el paso del tiempo y de los acontecimientos. Experiencias que pasaron sin pausa y sin tregua por la vida compartida con aquellos que me acompañaron durante ocho años.

Acontecimientos cuya razón de ser fueron procesos, forjados en contactos personales, en proyectos y sus resultados, con sus éxitos y sus fracasos.. También influyeron circunstancias y sucesos acontecidos durante ese lapso de tiempo, viajes al pasado en un presente que tiene mucho de no haber cambiado, y búsqueda de un futuro, que no se ve a corto plazo ni muy prometedor ni muy claro.

Para dar unidad narrativa, el hilo conductor de las experiencias que relato, es temporal y geográfico en la primera parte, y conceptual en la segunda. Pero su contenido se hace uniforme a través de las acciones tanto personales como profesionales y colectivas en las que he participado o con las que he convivido. Pero como tanto científicos como filósofos y políticos dicen que a toda acción corresponde una reacción, son ese par de fuerzas contrarias las que actúan de nexo de hechos y sucesos.

Con acciones y reacciones, no siempre expresadas explícitamente, pero que están en el trasfondo de los acontecimientos, pretendo encontrar la unidad en la variedad de situaciones, personas, casos y expresiones. Son textos y contextos, protagonistas y actores secundarios, que expresan su solidaridad colectiva a través de una realidad, que habla con voz propia. Y reunidos, a lo largo del texto, expresan la mecánica de unos actos que suceden más allá de la voluntad de sus protagonistas, enfrentándolos muchas veces, con situaciones que no siempre pueden analizar, o ser proyectadas más allá del espacio y el tiempo que ocupa el escenario de los acontecimientos.

Acciones y reacciones con sus circunstancias, son los espectáculos que mueven al mundo y provocan cambios, a veces esperados otras impensados. Reunidos estos como reseñas, podrían encontrar aquí las hipótesis y los argumentos que explicarían el porqué concuerdan ciertas reacciones o presiones individuales y colectivas, con determinadas acciones ejecutadas, olvidadas o voluntariamente omitidas. Descubriendo siempre, en el trasfondo de los sucesos, poderes manifiestos u ocultos que son motivos suficientes para que sucedan, historia tras historia, unos acontecimientos sociales.

El resto de contenidos que acompaña al texto, son sentimientos, acontecimientos, importantes también, porque a través de ellos han terminado filtrándose las imágenes de la memoria personal y colectiva, para hacer más comprensible y cercana su lectura. Lectura que refleja donde me encontré en cada momento y durante los seis años que muy rápido, se sucedieron uno tras otro. En una vorágine de acontecimientos, acciones y reacciones, personales y sociales, que gracias al recuerdo, a estos textos y a lecturas paralelas, tomé conciencia de su riqueza. Estas lecturas paralelas que quedan como huellas implícitas o explicitas, son la relación íntertextual que relaciona éste con otros textos. Por eso a veces palabras y contenidos textuales traen la originalidad que otro autor supo darle y que en este contexto son utilizados como referencia y una forma de filiación de quien esto escribe a unas ideas y pensamientos de otros que no niego, por el contrario, parece honesto reconocerlo.

Muchas de estas experiencias han sido el resultado de una complementariedad de tareas entre personas, grupos y comunidades locales en países donde se desarrollan propuestas. Otras son verdaderos sucesos que pueden compartir aquí, por derecho, un espacio

VIDAS PARALELAS, PODER Y NO PODER

Antes de comenzar con las aventuras, retrocederé hasta el lugar – o la acción - identificado como el que desencadenó esta “furia” por demostrarme a mí misma y a los demás que el mundo sí puede cambiarse sencillamente, por pequeñas raciones – reacciones - pero con resultados – reacciones - en algunos casos ambiciosos.

Los acontecimientos de la vida cotidiana y no tan cotidiana, no acontecen porque si. Se producen debido a que alguien los provoca con su devenir y con su forma de enfrentarse con los otros.. Por eso, deberíamos evitar el decir que “la culpa la tienen los otros”. Casi siempre nuestras acciones forman parte de un complejo entramado de circunstancias que definen acontecimientos y procesos. Porque lo que a mi me pasó antes de comenzar esa etapa de aventuras solidarias fue algo parecido a lo que le ocurre a los países y sociedades en desarrollo, que generan grandes recursos para que los beneficios sean de otros. Lo que a mi me sucedió[2], en pequeña o gran escala le sucede todos los días a esos países en que aparece como por arte de magia, “un gran aprovechador” de sus recursos. Sin saber cómo, terminan muchas veces apropiándose del producto de los menos fuertes - aunque no los más débiles -, utilizando algunas veces palabras convincentes y muchas veces, por que lo tienen, el poder para hacerlo.

Fue realmente esto lo que medio el espaldarazo, lo que me decidió iniciar una búsqueda de vidas paralelas, de gentes que con su trabajo, aseguran permanentemente beneficios, para sí mismos y tantas veces, más de lo deseable, para otros. Y un pensamiento rondaba mi cabeza: si puedes conseguir superar esta fase de tu vida, porque ellos no van a poder hacer lo mismo...Demostremos a los “poderosos” que no es tan fácil vencernos..... Porque “poder” es resultado de quienes lideran procesos de apropiación frente a quienes lideran por y para el beneficio común, en momentos e historias por todos compartidas.

Y así, sin más, me lancé a buscar ese diálogo entre pares, entre aquellos que han pasado por experiencias similares - aun cuando ellos tal vez no las tuvieran identificadas como yo, y a pesar de que sus vidas estuvieran separadas de la mía por distancias geográficas, culturales y personales. Tal vez solo tuviéramos en común ser protagonistas de algunas historias, pero cuántas vidas son paralelas hasta que sin saberlo discurren por caminos que confluyen.. Por eso fue el momento decisivo para comenzar con mi nuevo cometido. Y es que los acontecimientos de nuestras vidas tienen mucho que ver con hechos que no se esperan, y se viven tal como suceden, nunca imaginados. Pero luego se reviven como imágenes que filmadas y guardadas en nuestra memoria algo las desempolva para mostrarlas tal como sucedieron.

Incapaz de rechazar desafíos, o de amilanarme ante provocaciones, son estas precisamente las que me hacen renacer, como al ave fénix de sus cenizas. Aunque la realidad con su virulencia se imponga a los soñadores - y yo lo soy - de ese primer suceso “que me retó”a buscar otras ideas propias y otros actores para compartirlas - y posteriormente de situaciones conflictivas - resultaron los proyectos más importantes y que con mayor ímpetu enfrenté durante estos años. Los momentos de stress y actividad, son provechosos y fructíferos: es cuando todas las células cerebrales se ponen a punto para enfrentar cuerpo y mente ante nuevas hipótesis de trabajo y a los retos del conocimiento.

Y participar de experiencias ajenas, era un reto y un privilegio. Y un privilegio también es haber elegido este camino, ruta no marcada por circunstancias geográficas, personales, sociales o culturales. ya que nadie, me obligó a pasar ese escalón de la comodidad a la incomodidad o a la intranquilidad, que siempre da, lo que es aun desconocido. Así, sin más maletas que mi entusiasmo, dejé las comodidades cotidianas, para emprender ese viaje hacia un futuro común y compartido con los objetivos y las metas de otros.

Metas que deben tener por encima de todo, unos principios fundados en la honestidad la solidaridad y en el deseo de cambio. Me parece oportuno compartir aquí, una información casual, de un programa de TV. La noticia, versaba sobre de la instalación de redes de Internet sin hilos en varias aldeas rurales de la India con gran éxito de uso por los jóvenes, chicas y chicos de esas aldeas alejadas de las urbes. Porque esto me recordó las fuertes discusiones sobre “principios del desarrollo”, que se concretaban en cuales eran los proyectos “buenos y ordenados” para las comunidades pobres y los proyectos “no buenos” para esas mismas comunidades. - como la instalación de recursos que requieren mantenimiento, como el mantenimiento de la tecnología de los ordenadores, tinta de las impresoras colocando ciber cafés en aldeas como en la India - O ciertos juguetes mecánicos que podrían servir para hacer proyectos de educación vial para los chicos de zonas rurales, que cuando llegan a las ciudades, desde sus aldeas, se enfrentan con un verdadero conflicto porque nadie les ha contado o mostrado, de qué forma se deben enfrentar a estas situaciones de caos y stress urbano.

Y por eso aún sigo y seguiré preguntándome cuales son los principios que deben prevalecer en estas ocasiones en que se discute “qué debe y qué no debe” hacerse en países donde hay pobreza y escasez de recursos. Cuando se rechaza algo por que “es caro”(objetos) o porque “no va a ser aprovechado”(educación y capacitación), se podría estar negando el acceso a la felicidad y al progreso a quien se lo niega? Y utilizo en este caso “felicidad”, porque es una palabra que como desarrollo o derecho está apareciendo en las Constituciones de los países más ricos. Con esta concepción de los pobres y los ricos, no estamos negando también a una parte de ellos, el derecho a la felicidad? Si es así, deduzco que hay personas a las que otras por sus principios, le van a negar el acceso a todo tipo de objeto o educación que no sea de básica necesidad. Y habrá siempre otros, a los que les sobrarán recursos para tener varios objetos de lo mismo (juguetes, ordenadores) o niveles de educación especializada (Maestrías, PHD, Doctorados, etc.)

Así se escriben también las diferencias en realidades y sueños, y son responsables quienes creen que el concepto de la felicidad es diferente de un mundo a otro. O hay un mundo feliz y otro que no puede ni siquiera, tener imaginación o sueños de felicidad. Pero más triste es aún, si quienes escriben estas diferencias son las responsables de coordinar los proyectos, o son los que se niegan a recibir lo que estaba destinado a esos grupos, porque uno, escaso, es el mundo de los pobres y otro, distinto y abundante, el mundo de los ricos.

LA GEOGRAFÍA DE LAS EXPERIENCIAS

La geografía de las experiencias es la clave para llegar a apreciar las diferencias entre espacios y las circunstancias que me llevaron de aquí para allí, con las culturas que he compartido, de su riqueza ancestral ya que se trata en todos los casos de países con experiencias propias multilaterales y multiculturales.

Este es el lugar de los contrastes. No hay historias iguales, ni paisajes que puedan compararse, aunque sean parecidos. No hay tampoco personas que puedan ponerse frente a un espejo para reflejar similitudes. Todas las escenas que aparecen tienen contrastes, que paso a paso, fueron hilvanando esas historias de momentos distintos y de distintos seres, aunque en la variedad, una permanencia, la de mi presencia da estabilidad a los cambios y diferencias. Para qué, además, buscar comparaciones, si lo más excitante es vivir distinto, y sin notar que el tiempo recorre días, semanas y meses. Y también países, donde los contrastes son lo que recuerdo, ya que lo igual, lo he unido a mis experiencias y me lo he apropiado, por eso no lo distingo como ajeno.

Contrastes de palabras, que en cada país significan los mismo o distinto. A veces hay que tener cuidado de no decir palabras de las cuales tengas luego que arrepentirte o enrojecer. Para palabras originales, las cabinas traseras de las pick up (la picú), se llaman pailas en Honduras, como si de vasijas para el agua se tratara. Y cuidado con la palabra pisar que mejor no decirla en voz alta por estas tierras. Y otras como los nombres de las frutas que en cada geografía cambian tanto de nombre como de gusto y sabor. Y perdonen el atrevimiento y el cambio de geografía, y que me vaya a otro extremo del planeta. Pero la palabra comer en Jemere, idioma que hablan los camboyanos, –que Ángeles me pasó después de su experiencia en ese país - es muy simpática, ya que es ñam, igual a la que dicen los niños cuando tienen hambre: ñam, ñam. Tendrá algo que ver el Jemere con esa palabra y su gesto, el que hacen los pequeños cuando piden comida, llevándose la mano a la boca? Niños y niñas que llaman las y los güilas en Costa Rica. Como veis, allí no hacen distinción de género.

Contrastes de gentes que de un país a otro, cambian de idioma o color, de costumbres y culturas, de religión y de deidades. Pero en esta variedad, si distingo una constante, porque si hay algo permanente e inmanente es la mirada de todos, que más allá de las diferencias, dice que iguales son sus necesidades, sus valores y sus derechos, aunque vivan más allá de los caminos, donde llegar se hace cada vez más difícil y lejano.

Contrastes de acciones y reacciones frente al trabajo y la colaboración externa. Hubo personas que juntos y en equipo, demostraron que lo principal, era su gente, que cuanto más reforzáramos nuestra cooperación, más interesantes iban a ser el impacto, en materia de resultados, esfuerzos y continuidad de la experiencia. Como las gentes de Esmeraldas, verdadero ejemplo de esfuerzo compartido, imaginación y camaradería, acciones y reacciones solidarias. A pesar de que durante los primeros tiempos hubo los necesarios enfrentamientos de protagonistas y sus personalidades, para acomodar métodos y tiempos, que con afecto y reconocimiento se limaron hasta convertirlos en amistad, afecto y sobre todo, impactos positivos para gentes y comunidades.

1999-2000

El Mitch fue la primera experiencia a finales del año 1998. Llegué a Honduras con un país destruido casi sin remedio y con gentes mirando el vacío donde antes se levantaban sus casas, sus escuelas, sus hospitales y sus espacios de vida cotidiana. Media ciudad, destruida y la otra mitad de espaldas al siniestro. No se puede desde esta distancia hacer críticas, ya que los que llegamos lo hicimos por deseo de colaborar. Pero sorprende bastante la forma en que los habitantes más potentes de estos países dan las espalda a los sucesos terribles que acogen a sus conciudadanos. Son los jóvenes los que se vuelcan a prestar ayuda, sin que les preocupen peligros y el propio siniestro. Pero no recuerdo ninguna contribución rápida de los más poderosos, de los más ricos, de los más fuertes, casi todos ellos viviendo en alturas seguras y en espacios casi perfectos a pesar de los huracanes y circunstancias adversas.

Una de las fotos que tomé de Tegucigalpa antes de partir a finales del año 1999, fue junto a una querida amiga que aun conservo después de tantos años, el borde de aquello que fue ciudad y que quedó completamente descarnado por las aguas que lo arrasaron todo.

2000-2002

Costa Rica es un espacio complejo en la región, si llegas pensando en que vas a trabajar para enfrentarte con la pobreza y las desigualdades. Los pobres donde están? Sí. Están en zonas muy concretas y en espacios urbanos marginales, pero la pobreza que se extiende por los vecinos países que posteriormente tuve la oportunidad de visitar, Nicaragua, Guatemala, desde luego no es ni la misma, ni se puede remotamente comparar. Este país ha gozado de circunstancias beneficiosas, debido probablemente a su situación estratégica entre Nicaragua, El Salvador y Guatemala y ha gozado por esto y por algunos de sus políticos claros, (que desarmaron el ejército nacional en el año 1949) de una paz que le ha permitido crecer, desarrollarse equilibradamente, crear universidades y escuelas donde la educación llega a toda la población y establecer un proceso estratégico para su desarrollo basado en el turismo ecológico, con sus más de 100 espacios protegidos, cuidados, verdes y exuberantes.

Mi misión era coordinar el trabajo de jóvenes voluntarios trabajando en el Triángulo de Solidaridad, un proyecto del gobierno con el que se pretendía llegar a todos los rincones más necesitados del país, con proyectos y soluciones compartidas en un triángulo: Estado y socios estratégicos, Municipio, Comunidad.

Tuve también la suerte de poder participar en las fases previas del Plan Nacional de Ordenación que además de permitirme conocer a más de 100 excelentes profesionales, me facilitó el camino para conocer, hasta sus más profundas entrañas, al pequeño gran país, a sus habitantes y a sus bellezas naturales..

Nicaragua. Nunca antes de mi misión en Costa Rica había pisado suelo nicaragüense. La oportunidad vino de la mano de una propuesta de proyecto binacional que se gestionaba en UNDP, entre Costa Rica y Nicaragua, y aprovechando vínculos ya establecidos, tuve dos excelentes ocasiones para conocerla. La primera como parte del proyecto binacional en un viaje a León. La segunda, para plantear una propuesta entre mujeres de ambos países, que lamentablemente (desconozco los motivos institucionales) no pudo salir adelante. Cumpliendo con la promesa que me había hecho antes, de visitar Granada.

Guatemala, diciembre de 2001. También tuve la oportunidad de trabajar en Guatemala, para compartir con algunos de mis compañeros el monitoreo de un proyecto de más de 30 voluntarios universitarios que acogidos en varios municipios daban apoyo técnico con su trabajo. Complementariamente desarrollaban una experiencia práctica para la escritura de sus tesis de grado como estudiantes de los últimos cursos de la Universidad San Carlos de Guatemala.

2002-2004

Estos años fueron tal vez los más intensos en experiencias y en materiales recogidos por mi memoria, personal y colectiva. Tal vez porque fue el proyecto más directamente trabajado por mi y por el equipo que en Esmeraldas coordinaba en nombre del Voluntariado de las Naciones Unidas[3]. Esta experiencia es muy profunda y contrasta con las anteriores, en las que formaba parte de un proyecto con estructura y recursos, donde había coordinadores externos, y logística suficiente (vehículos, conductores, dinero, etc.). La inmersión en este proyecto es, probablemente, lo que me permitió salir airosa de las muchas circunstancias adversas emanadas de las propias características de un proyecto que con escasos recursos iniciales, debía promover “buenas prácticas o proyectos demostrativos” con voluntariado urbano, con el apoyo logístico municipal y los recursos que se pudieran conseguir gracias a las gestiones de cada uno de los que participábamos en el equipo, incluido el municipio (no siempre posible, dada su vacío financiero y aunque siempre bien dispuesto a apoyar).

Pero con ganas, fuerza y con energía salimos adelante y logramos, entre todos, que se desarrollaran tantos proyectos que ni siquiera nosotros mismos llegábamos a creerlo[4]. Y probablemente debido a este gran esfuerzo, surgieron desde ahí, muchos de los cuentos que se desarrollan más adelante.

Agosto del 2003, viaje a Jamaica. Este viaje fue parte del trabajo que me correspondía como asesora de la oficina global de SICV, ya que nuestro proyecto se desarrollaba también en Jamaica y como veréis un poco más adelante en el Yemen. Jamaica es una pequeña isla, que para muchos es turismo y para los de adentro es supervivencia. Cuando los países ricos envían grupos a estas zonas de la tierra, que están llenas de riqueza natral, de pobreza en sus habitantes y de hoteles de lujo que no reflejan nunca la realidad de cada país, estamos compartiendo con mucha suerte por nuestro lado, con un tiempo histórico muy distinto. El de personas al que apenas les alcanza el día a día para sobrevivir y llegan al día siguiente para recomenzar con esta forma tan poco sostenible de supervivencia, y que sin embargo, siguen generación tras generación sin aparentes sorpresas ni demasiados avances en sus formas de enfrentarse con las mutaciones del mundo que los rodea (aviones llenos de turistas que se descuelgan año a año por sus playas y hoteles).

Octubre - Noviembre de 2003. Viaje a Bolivia para trabajar en el Módulo de Capacitación para Jóvenes Voluntarios. La experiencia trascendió al trabajo ya que poco después de llegar al país, precisamente a El Alto, donde se encuentra el aeropuerto de La Paz, a casi 4000 metros de altura, estalló la rebelión provocada por una situación política y unas condiciones sociales históricamente insostenibles en ese país. Convivimos con la muerte a nuestro alrededor, sin que nadie se levantara durante muchas horas para defender a los que con razón, reivindicaban la propiedad de sus recursos energéticos, siempre intermediados por otros, aquellos denominados los poderosos. Esa experiencia fue enriquecida por muchos amigos que se crearon en unas condiciones casi de encierro. Lo más complejo y profundo, fue compartir la experiencia de las adopciones de Bolivia, un tema que nunca podré superar aun cuando los niños que salían en brazos de las parejas y familias europeas, parecían muy sanos, lustrosos y realmente felices.

Junio del 2004, viaje al Yemen. Igual que en el caso de Jamaica, el Yemen fue parte de la experiencia del mismo proyecto. Y fue profunda y muy distinta a las anteriores. Cada uno de nosotros, inevitablemente tiene sus características culturales asumidas, y aun cuando hayas leído y te hayas apropiado de las formas ajenas y lejanas, el encuentro con éstas, tan diferentes es un salto no solo en el espacio, sino, especialmente en el tiempo. Llegar al Yemen en la noche sin visado ya fue toda una odisea. Pero finalmente pude salir de Quito con retraso pero con las ganas de identificarme, hasta donde me lo permitiera razonamiento y sentimiento, con gentes y lugares.

Diciembre 2005 – julio 2006, República Dominicana. Este país, caliente por caribeño, ha sido la experiencia que me faltaba para saber que la gente en su vivencia cotidiana siempre busca más allá de un horizonte conocido. Por eso saber que no puedes ir más allá de tu calle o de tu plaza es igual que estar en una jaula, que no siempre es de oro. Y es motivo también, de vida o de muerte, de gentes de muchas tierras si intentan saltar la valla o, como en este caso, pasar un mar que no por caliente deja de ser bravío.

Otros espacios geográficos en Latinoamérica. Menos importantes, por su contenido académico, logístico o personal, son las visitas a Chile, Perú y Bolivia para representar al proyecto o para dar capacitaciones a las instituciones interesadas en reproducir la experiencia que veníamos desarrollando en Ecuador. Pero sirvieron para conocer gentes y experiencias, que agradezco haber encontrado, verdaderas luchas por el cambio, que sin ellos y sus ideales, nunca hubiera llegado a revelarse.

¿Cuántas personas me escriben desde estos países y recorridos? A veces recibo mensajes que ni recuerdo de qué rincones son y eso me parece maravilloso, conservar a mis amigos después de tantos años y kilómetros avanzados. No se trata solo de la satisfacción de comunicarme con personas que me recuerdan buenos momentos, es que los buenos momentos retornan una y otra vez a través de sus palabras, de gestos recordados, de frases ya olvidadas. Hay una canción que dice “partir es morir un poco”. Para mí, no es así, partir es ganar un mundo de espacios lejanos, un mundo de recuerdos personales, de afectos reencontrados cada día que releo estas palabras que escribo. En las que influyeron tierras y personas, climas y ambientes, pero hay algunas, las que relato, que la memoria no ha abandonado al olvido. Serán las más importantes, serán las más entrañables. O serán las que me permite la capacidad de almacenaje que mi mente y mi cuerpo han desarrollado para dar lugar a tanta variedad de experiencias vividas.





































EPÍLOGO

Regresé de Ecuador a España hacia finales del año 2004. Una ONG solicitaba un arquitecto/a voluntario/a para ejecutar trabajos en un país de Asia y envié mi currículum vitae. La respuesta de la persona con la que tuve el primer contacto fue que si bien mis antecedentes eran muy interesantes mi perfil no se adaptaba, ya que era muy alto para el puesto: una ONG pequeña, con proyectos de muy bajo costo, autogestionados, etc. Y que las misiones en las que yo había participado tenían un perfil demasiado alto, tanto de presupuesto como de logística y de contexto institucional. Eso fue por lo menos lo que deduje de sus palabras, que no repito textualmente.

Me sorprendió esa respuesta ya que no había pensado en eso del perfil del voluntario o cooperante por la misión cumplida, o la organización a la que se ha pertenecido. Siempre había pensado que un perfil profesional determinado era más importante que tus antecedentes institucionales o el presupuesto de los proyectos que habías ejecutado.

Lo curioso, es que estas frases dichas con buena voluntad, aunque con desconocimiento, y por la que resultó posteriormente una buena amiga, se hayan repetido en más de una ocasión. Aunque no se pueda generalizar, tengo varios casos bastante ejemplificadores de cómo las organizaciones utilizan voluntarios para reforzar recursos de bajo perfil y los de alto, mi caso, deben “resignarse” a trabajar por contrato y con remuneración, o bien, en aquellas organizaciones que no teman que la competencia entre los voluntarios que no están remunerados o reciben menos, y sus especialistas que cobran más, deje en peor lugar a estos últimos que a los primeros.

Pero salvando distancias, esto fue lo que me hizo pensar en los diferentes trajes que usan los que salen de su país para desarrollar trabajos y misiones cortas o largas, voluntarios, cooperantes, consultores) desde el traje oscuro con corbata hasta los trajes más duros de fajina. Y es que efectivamente hay los que llevan traje oscuro, que ocupan puestos en organizaciones internacionales, que son Ofíciales de Programa y que se sientan detrás de una mesa llena de papeles e informes. Y otros que se manchan las manos, y rompen su traje de fajina, haciendo la mezcla para construir una vivienda rural, mueren en las misiones humanitarias y vuelan en helicópteros bajo el fuego cruzado, como le sucedió a mis amigos que acudieron en el año 1999 a las elecciones de Tímor Oriental.

Estos trajes, implican también tratamientos, expectativas y remuneraciones, cuando las hay, muy distintas. Objetivos distintos? Probablemente también y experiencias personales distintas. Las experiencias con traje de fajina son por lo general, muy ricas, en situaciones complejas y a veces peligrosas. Pero su resultado será siempre positivo, a pesar de su carga y complejidad. Y la memoria de ese voluntario estará cargada para siempre de las experiencias vividas en el campo de batalla, ya sea la batalla social, política o bajo un fuego real.

Los de corbata, ascienden muchas veces, aunque no se pueda generalizar ni garantizar, a consultores por su propia gracia o por la gracia de muchos de sus jefes. Y otros - los que por diferentes razones personales y familiares, son elegidos por estar muy cercanos a altos responsables de las instituciones donantes o a las que pertenecen - dan con esto fe de que la solidaridad internacional, aun tiene muchas sombras que apartar y que no por ser voluntario ya has demostrado que eres una persona solidaria o que has pasado la frontera de lo que te van a exigir cuando llegues - tal vez tú lo crees así - al Purgatorio de Dante. Y con ese trabajo de voluntario, te vas a limpiar por completo, de los siete pecados capitales y terrenales[5] de los que se abusa y acusa, especialmente, a los países desarrollados. Donde lo que sobra sería más que suficiente para ayudar a salir adelante a muchos de los países en desarrollo a los que se acude en ayuda de comunidades y organizaciones locales.

Estas imágenes no deben asustar a nadie que quiera ponerse el traje que le toque en suerte. Es potestad de cada uno ponerse o quitarse lo que le entregan. Si te entregan un traje oscuro, puedes cambiarlo por uno de fajina, ya que en los espacios en los que el voluntario por lo general actúa, siempre existen lugares donde no se puede acudir ni con corbata ni con zapatos femeninos. Las botas, los chubasqueros y los pantalones vaqueros son la mejor compañía en la mochila de cualquiera aunque luego le agregues tus implementos de limpieza y de arreglo personal además del kit de medicinas y pastillas para los dolores de cabeza y la diarrea.

Y debería agradecer desde aquí a quien me facilitó estas ideas, con sus comentarios algunos oportunos, aunque es mi opinión que nadie debería quedar fuera de ninguna misión para la que está preparado, y así lo ha demostrado, por razones que no sean de índole profesional o en algún caso, muy personal.

Tal vez es por la variedad de trajes experimentados, que a mi regreso de los seis años cambiaran mis gustos por la ropa, muestrario que no siempre demuestra el poder adquisitivo de quien la lleva puesta. Nunca fui muy exigente para el vestido, pero si me gustaba llevar de esa ropa que en el extranjero, llaman “española” : dicen por ahí que las españolas son elegantes. Desde mi regreso, me pongo ropa muy sencilla y sin pretensiones, es como si al cuerpo se me hubieran pegado la falta de todo que tienen algunos y hubiera expulsado el exceso que tienen otros. Parecería que mi cuerpo no tolera los gustos que van más allá de lo necesario, para no pasar frío en invierno y estar cómoda en verano. Reconozco en mi persona en este momento, que los trajes de voluntario más cómodos, son aquellos que te permiten acercarte a alguien sin que esa persona establezca diferencias entre tú y él. Entre sus necesidades, sus gustos, sus posibilidades y las tuyas. Los trajes de voluntario no deberían mostrar diferencias, sino igualdades. Ya que es voluntario, quien piensa y siente que es igual al que tiene enfrente, que está junto a él o ella, y por eso se acompañan para hacer juntos lo que separados no es posible. Igualdad, comodidad, limpieza a pesar de calores y tormentas. Ese es el traje con el que regresas, puesto para siempre y que será tu ropa preferida pasen los tiempos que pasen, aunque hayas regresado y ya no vuelvas a repetir la experiencia.


[1] Página web de: Intermon-Oxfam. Marta Arias, responsable de la campaña de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Marisa Kohan, gabinete de prensa.
[2] Y que dio origen a la alegoría del árbol con que comienzo este texto.
[3] Ciudades Solidarias, Apoyo al Voluntariado en las Ciudades.
[4] Ver dossier y fotos al final del libro
[5] De La Divina Comedia de Dante Alighieri, soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria.